Valencia ( 7ª de fallas ), Luque herido, Pinar puntua.

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Valencia, miércoles 17 de marzo. 7ª feria de fallas. Más de media plaza.

Toros de Alcurrucén, bien presentados. Mansos en caballos pero manejables en conjunto para la muleta. Destacaron el noble 1º y el gran 4º. Encastados y exigentes 2º y 3º. Manejable el 5º.

Manuel Jesús 'El Cid', silencio tras aviso, saludos tras aviso y silencio.

Daniel Luque, ovación tras aviso en el único que estoqueó.
Rubén Pinar, silencio tras aviso y oreja.

En la enfermería fue atendido Daniel Luque de "herida en la cara antero interna tibial de la pierna derecha de ocho centímetros que desgarra el músculo tibial. Pronóstico menos grave. Trasladado a la Clínica Casa de la Salud".

Ni mucho menos fue corrida para tirar cohetes, aunque tras doblar el último toro daba la sensación de que hubo oportunidades varias.

Al "Cid" le falló la espada después de cuajar bien un toro. Luque terminó herido cuando estaba a punto también de redondear el triunfo. El mejor parado, Pinar, se llevó la única oreja de la tarde, en el quinto, por una faena de mucho tesón.

"El Cid" comenzó con cierta inseguridad frente al que abrió plaza. Lances de latiguillo, como con prisas para que pasara el toro. Muletazos con el engaño retrasado, y despegado, embarullándose más de la cuenta hasta perder varias veces la colocación. Este toro no tuvo mala condición. Por tanto, al debe del torero.

Todo lo contrario estuvo el de Salteras frente al cuarto, toro que manseó de salida pero que iría a más en la muleta. Aquí "El Cid" anduvo con mucha firmeza. Una actitud bien distinta. Muy resuelto y con despaciosidad, las primeras series por la derecha fueron de categoría. La figura muy asentada también en el toreo al natural ya en el último tramo. Y "cositas" a base de remates por abajo, con torería. Estaba a punto de cortar una oreja, o quién sabe si le hubieran pedido las dos, cuando se interpuso un pinchazo, del que salió con un corte en la cara
posiblemente al golpearse con la espada. Sonó un aviso y aunque el toro cayó en el siguiente intento, ya estaba frío el ambiente.

Después de haber estado en la enfermería para asegurarse de que el porrazo no tenía mayores consecuencias, salió "El Cid" a hacerse cargo del último, un toro que humillaba, no obstante moviéndose con brusquedad. Toro reservón y mirón, muy incierto, transmitía inseguridad. Aquí el esfuerzo de "El Cid" fue más bien aparente.



Luque también entre las dos orillas. Sus lances a la verónica, tan rápidos, parecían despreciar el encuentro. El toro como buen manso, rebotado de caballo a caballo, suelto en tres encuentros. Y aún distraído el animal, llevándole a media altura, terminó Luque afianzándose con la muleta. Muchos pases, unos mejores que otros. En el inicio de uno de pecho, la cornada. No llegó a perder la verticalidad pero estaba herido, sangrando por debajo de la rodilla. No quiso torniquete Luque, permaneciendo en el ruedo hasta montar la espada. Visiblemente mermado de facultades, de poco sirvió el esfuerzo.


Pinar se justificó asimismo en su lote. El tercero, el más manso del envío, le obligó a estar acelerado, en ocasiones también despegado y con la suerte descargada. Punteaba el toro, que iba dando cabezazos. Tampoco estuvo fino Pinar con la espada.

Pero llegó a tiempo Pinar de sacarse la espina en el quinto, otro toro para poner a prueba muchas cosas que luce este torero en positivo. Por ejemplo, el oficio. Y la decisión. Con tanto amor propio en la cara del toro la conexión con el tendido es mayor.


Fuente: EFE

Imágenes: Paco Ferrís